martes, 19 de mayo de 2009

ser elemental




Esta mañana el aire frío me acarició de nuevo mis mejillas blancas, pálidas por el cansancio. Ya no quiero más. Dormir es un tortura como vivir. Él pasa indiferente, frente a mí, con la mirada en alto. Él, que con su indiferencia e ignorancia frente a mis castaños ojos llenos de amargura, de dudas y confusión, va arrastrando los pies para sacudir con sutileza el peso escondido que carga. Esa tristeza, esa cruz de la cual no se puede desprender. Ahora la cargo yo, al ser parte de mi, de mi corazón, porque parece ser parte de mis entrañas, no se desprende, no se despega de mi escencia que clama pasión, que clama besos, caricias, muestras de amor. Mi alma es tan fría como yo, tan insipida como el sabor de los besos de aquel ser anterior, por el que derroché lo más puro de mi espíritu. Aquel que consigo trajo el dolor. Ese margen de vibración latente alrededor mío, que aleja al ser oscuro, mío y propio que me acompaña en mi mente y corazón cada vez que lloro, cada vez que dibujo una sonrisa en mi rostro demacrado. Aquel ser viviente que sólo con una palabra, sólo con una mirada encendió la intensa llama apagada por una avalancha de emociones confusas, que el anterior, distorcionó. Pero mi amor, es como una droga, mi propia penicilina él cura cada una de mis heridas, pero no borra cicatrices. Frente a cada una de mis fantasías, en primer lugar sus ojos, sus labios, su rostro. Tan lejano, tan utópico que ni mi mente llena de complicaciones podría alcanzar esos años luz que nos separan. Esa distancia psicológica que borraría con gusto de mis privaciones por sus manos. Eres carne, eres real, pero en mi mundo, en lo irreal de mi mundo, eres el inalcanzable místico y elemental amor que nunca podré llegar a tocar. Estrella mía, te contemplo desde mi tierra llena de agonía por no poderte si quiera hablar, si quiera que aproveches de mis más resueltas palabras de mi boca, pequeña y frágil como yo, como mi corazón. Y es que cuando te baje de es cielo tan lejano, vida mía, será como si tuviera un paraíso de bolsillo en medio de mis manos nerviosas y neuróticas. Escucharas los más dulces romances de mi boca, vertirlos en tus oídos, frágiles niño mío, como el lazo actual tuyo y mío. Tocaras una rosa en mi rostro, porque la metamorfosis se realizará en mí con tus besos, con tus labios pasionales, labios carmesies, esos más valiosos que cualquier piedra preciosa de cualquier lejano reino. Serán como las nubes de suaves, como el calor que no es cargante, esa suavidad ligera de poder simplemente...vivir. Que sensación más rara soñar, ya lo veo como en mi propia realidad, es mi propia pelicula, mi propia mentira. Soporte de mi existencia, razón de mi palpitar, eres mi agua, eres mi sol, eres mi ser elemental. Por yo se, que por más te trate de despedazar, de desgarrar, de quitar de mi ser, las memorias se han grabado, simplemente en mi refugio propio, mi mundo, mi oscuridad...

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